Funcionarios: nadie nos regaló nada.
D. Mariano Rajoy es de los políticos que con más ahínco nos ha enseñado que el refranero español es muy sabio. Ha demostrado con creces que lo importante es "que hablen de uno, aunque sea mal", que "donde dije digo, digo Diego", que "barriga llena, no cree en hambre ajena", que "por dinero baila el perro" y así podría continuar durante un buen rato.
Yo soy funcionaria, funcionaria de carrera, es decir, que en virtud de nombramiento legal, estoy vinculada a una Administración Pública por una relación estatutaria regulada por el Derecho Administrativo para el desempeño de servicios profesionales retribuidos de carácter permanente.
Durante años he escuchado barbaridades sobre los funcionarios: tienen muchas vacaciones, no dan palo al agua, nadie los echa hagan lo que hagan, etc.. Bien, hoy quiero romper una lanza por todos los compañeros funcionarios que cada día trabajan a destajo para que las cosas en este país, al menos, medio funcionen. Para los que entran de manera puntual a su trabajo, hacen todo lo posible y más por el prójimo, se llevan trabajo a casa, se preocupan de su formación permanente para no quedarse atrás y todo un largo etcétera de cuestiones que ni siquiera llegáis a imaginar.
Nadie nos regaló nada. Pasamos días, noches, semanas, meses e incluso años estudiando un temario del que después nos iban a examinar. Algunos pasaron, otros se quedaron en el camino. Pero ¿a quién le importa lo que un funcionario tuvo que sufrir para conseguir serlo? No parece tener mérito, al contrario, se nos desprestigia de una manera bestial. Nosotros no fuimos puestos a dedo, no se equivoquen. No somos cargos de confianza, no vamos en coches oficiales, no tenemos guardaespaldas, no comemos de catering, no nos invitan a grandes eventos. Ese dedo acusador que muchos lleváis años dirigiendo hacia nosotros apunta en la dirección equivocada.
Cuando D. Mariano anunció que los funcionarios no cobraríamos la paga extra de Navidad, volvimos a leer sandeces tanto en prensa como en redes sociales. Twitter fue un hervidero desde el momento del anuncio. Unos opinaban con sentido común, otros seguían cayendo en el absurdo del que ya no sabe qué decir para hundir aún más nuestra imagen, si es que esto es posible.
Parece que ya se ha encontrado a los culpables de la crisis. No, no penséis que son los malos gestores, los malos políticos, los banqueros, etc.. Los culpables somos los funcionarios. Sí, esos que nos molestamos por chorradas como bajadas de sueldo, eliminación de paga extra, aumento de horas lectivas, aumento de ratio alumno/profesor, disminución de recursos, etc.. Qué descaro, "a picar piedras los ponía yo" -dirán algunos. "Claro, como ellos tienen el puesto fijo" -dirán otros. Señores, no se confundan, la eliminación de la paga extra de Navidad es una reducción de nuestro sueldo anual de aproximadamente el 7%. De eso la gente no parece darse cuenta. A sus ojos lloramos por nada y lo queremos todo. Esa es la imagen que le conviene al Gobierno que demos. ¿Lo peor de todo?, que la mayoría se la traga.
Pero ¿saben qué es lo que pasa?, que "cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto", que "más vale un 'toma' que dos 'te daré'", y que "muchos 'pocos' hacen un 'mucho'".
A ver en qué acaba todo esto, pero me temo que la cosa pinta muy mal.